Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 10 de abril de 2019

MOVI-OLA

Porque un hotel es un mundo en el que hay muchos líos, celos competenciales, profesionales, amorosos…. Y no hablemos de los que ocurren en las bedrooms. Eso ni tocarlo. A Ceferino lo llevaron de holgazanear en el pueblo —es un decir— a hacer margaritas de mantequilla para los desayunos del hotel Oriente, eso cuando salían. (Si le llamaban “Ceferino, pueblerino”, él les recordaba al macho de las cabras: boque o cabrón).