Hola Ana. Leo tu artículo y me surgen dos comentarios. Uno, que creo que Jesús, Cristo, realmente existió. El segundo, que no creo que fuera hijo de ningún dios. Para llegar a esa conclusión, solo hace falta contemplar el firmamento una noche despejada. Es imposible tragar la idea de que ¿Dios? envió a su hijo a morir a manos de unos salvajes. Un dios, que según parece, solo consideraba hijos suyos a los israelitas siendo inmundos a eliminar el resto. (Antes y ahora) Y eso que según su biblia, todos proceden de un padre Abraham. Por otra parte, si el hombre había cometido algún delito, no era suya la culpa, sino de quién lo creó. Por ello, el castigo debió recaer sobre sí mismo, no enviando a su hijo a morir en la Tierra. Queda clarísimo, que Dios la cagó en la programación. No me extrañaría que si el resto del Universo se rige por ese mismo algoritmo, esto explote el día menos pensado. Lo raro, es que no lo haya hecho ya. También creo que en el Universo existen civilizaciones mucho más avanzadas que la nuestra, pero todas se enfrentan al mismo dilema: Ir al culo del Universo en un abrir y cerrar de ojos. Quizá eso podamos descubrirlo tras la muerte, a pesar de que tampoco creo en otro Más Allá. Pero...