La vida es sueño y los sueños, sueños son. Así lo dejó escrito el poeta, pero no dio más explicaciones. Y habría que pedírselas pues no es una cosa vana. Sobre todo cuando esos sueños son recurrentes y te, la mayoría de las veces, amargan la vigilia. Siempre tras ese sueño, la melancolía es la pauta que marca el despertar e incluso el propio sueño.