Al hablar de Alberto Núñez Feijóo, no puedo evitar que surja una sensación de repulsión. Este personaje político, con su actitud siempre calculada y su sonrisa forzada, parece haber convertido la superficialidad en un arte. Su discurso es una amalgama de lugares comunes y promesas vacías, donde la autenticidad se pierde entre frases repetitivas y un tono casi monótono.
Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.
martes, 2 de septiembre de 2025
EDIFICIOS CEBRA
Yo ¿vivo? en uno
https://www.eldiario.es/viajes/bloques-cebra-edificios-que-son_1_12568741.html

LLANTO
ESTA FOTO, HACE QUE UN SENTIMIENTO DE IMPOTENCIA Y PENA ME EMBARGUEN.
Hoy, en este país, hay demasiados cafres hijos de puta que merecen una muerte mucho más amarga que la del pequeño Aylan. Criatura.... y siguen las matanzas de Gaza.

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