Daniel, se sentía muy solo en casa; deseaba fervientemente que la cigüeña
le trajera un hermanito con el cual jugar, hacer travesuras y urdir rastros por
el pueblo. Hasta daba sardinetas a un cigüeño que había en el nido de la casa
de al lado; todo en vano. Envidiaba a su amigo Elías, por ser el tercero de
cuatro hermanos y, en el colmo del desprecio hacia sus reiteradas peticiones, la
cigüeña que anidaba en el nidal al cual él aportaba sardinetas, acababa de
traer a sus padres otro bebé: una niña. Sin duda, las zancudas le tenían
ojeriza.
-Eli, no hay derecho, vosotros ya sois cinco hermanos y yo, que no hago
más que pedir a las cigüeñas que me traigan un hermanito, no me hacen ningún
caso, me ignoran; hasta creo se ríen de mí.
-Pues no sé Dani en que penderá eso, te puedo asegurar que no habíamos
pedido nada a Papá Noel, pero me alegro de tener una hermana. Mis hermanos mayores
son unos mandones que no me dejan respirar y si no les hago caso, me cascan.
En más de una oportunidad Daniel, el profeta, se había apostado en las
afueras del pueblo a vigilar el vuelo de las aves y alguna vez, las había visto
dirigirse a los tejados de sendas casas con los clásicos paquetes colgados de
su pico. Hasta en una ocasión percibió a dos cigüeñas, a la vez, posarse en la
tronera del tejado de la señora Rosaura. ¡¡Pero nunca en su casa!!
Así que, aquel año, decidió cambiar de táctica. Esta Navidad se lo pediré a los Reyes
Magos. Con su carta en la mano, se encaminó al Ayuntamiento donde habían
instalado los Reyes su buzón. Allí, un falso Rey Baltasar, recogía las
numerosas misivas infantiles. Cuando el Rey habló al niño, enronqueció la voz
para evitar ser reconocido y guardó su carta aparte. Al llegar a casa tras la
jornada “real”, Baltasar abrió la carta del niño recibiendo una sorpresa.
Comunicó a su esposa la petición de Daniel, desconocida por ambos. El día de
Reyes, junto a los regalos, Daniel recibió una carta del Rey Baltasar: “Querido
Daniel: Hemos escuchado tu petición y para el año que viene, haremos lo posible
por complacerte. A partir de hoy, pondremos en ello todo nuestro empeño”.
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