Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

sábado, 1 de diciembre de 2018

CONFUCCIO O MALA INTERPRETACIÓN

Una lectora me ha censurado en el relato de Literautas sobre Raimundo Amargo y su burro Aniceto ¿o era Canelo?, que no le quedaba claro si el dueño del terreno invadido por los transeúntes, Mundin y Canelo, los perseguía estaca en mano porque se sentía avasallado en su derecho sobre la finca o al revés, si lo que pretendía era invitarles a abandonar el camino y hollar su propiedad. He leído y releído la coña marinera esa y puede que ella tenga razón y yo esté ofuscado pues al ser el autor, me imagino al burro tropezando, al jinete saliendo despedido por las orejas del jumento y al agricultor u hortelano, que aun siendo la misma cosa no queda claro, iracundo blandiendo la estaca cual ángel exterminador expulsando a Adán y Eva del Paraiso o con una copa y pastas dándoles la bienvenida.
Repasando los relatos de Literautas, se observa como algunos comentaristas  se vengan de que los relatos no permitan incluir más de 750 palabras y se explayan en sus argumentos llegando a ocupar más espacio su comentario que el relato en sí. Yo, pobre de mí, corto en ideas e imaginación para escribir el propio, nunca me atrevería al esfuerzo titánico de interpretar lo que el autor ha dicho o hecho por obra u omisión.

Dicho esto, divagando sobre el tema de los burros y los palos, recuerdo una vez que siendo yo un zagal de pantalón corto, unos gitanos ambulantes -¿cuándo no lo han sido, y más en aquellos años?- pasaron la noche en una paridera que les prestaron de cobijo. Aficionados a la hoguera, e irresponsables de sus consecuencias, hicieron fuego dentro con el resultado previsible. Ardió la paridera. El jefe del clan aprovechó que a las ocho de la mañana pasaba por allí el tren minero cargado de mineral y por ello despacio, para subir y abandonar familia, burro y la responsabilidad del fuego.

Un hombre con pocas luces, a pesar de que ya era de día, que no era el dueño de "la residencia", se lio a dar palos al pobre burro. Qué culpa tendría. Otro animal de bellota a dos patas para hacer coyunda con el gitano pirómano.

1 comentario:

Amilcar Barça dijo...

Hola, Amilcar. Al parecer has presentado escrito este mes en Literautas, yo no presenté porque ando mal de tiempo por razones familiares. Ya sabes eso de que; La obligación es antes que la devoción; Hay personas que tienen un nivel muy alto, no es mi caso, y hacen unos comentarios verdaderamente largos, aunque a mí me gusta que me digan los fallos, porque así aprendo y es que el lector siempre ve el escrito de forma más objetiva que el autor. Yo soy más de fondo que de forma, pero he de reconocer que si el contenido está envuelto en un bonito formato el resultado es mejor. Esto lo pienso ahora, antes pasaba de la forma. Mi correo es: Te pediría que no publicaras este comentario, porque no me apetece que cualquiera tenga mi correo. Tú porque eres maño y porque con ello me vas a permitir entrar a tu blog por donde entran los gatos. Un abrazo, nos seguiremos leyendo. Por cierto, ¿cual es tu nombre real? ya me lo dirás cuando el cierzo sea favorable.

Mis libros, son unos alcagüetes, lo dicen en la portada