Ya desde los tiempos de escolar, me gustaba la lectura, circunstancia que mantuve una vez deserté del arado. Sin embargo, ya hace tiempo que no compro ni leo libros. Me aburren. La lectura, en general, la he sustituido por la escritura de mis panfletos, opiniones, convergencias y/o divergencias.
Tengo
un montón de libros fruto de esos desvaríos, tanto en el pueblo como en el
trastero, y más ahora que está la casa manga por hombro entre los delirios de
mi santa, —y los míos, que algo tendré que ver— (aunque preferiría exiliarme y
dejar que pasara este cáliz). Reconozco que debería hacer algo y al menos
ponerlos todos juntos y en condiciones de conservación, pero siempre está el
obstáculo insalvable salvo que tire por el camino del medio.
Conservo
memoria imborrable de los libros que detesto. A Cela en primer lugar. La
Colmena, me resultó intragable, no lo terminé. El tipo, era un pedante
malcarado y maleducado. El novio de la Preysler, tampoco es santo de mi
devoción. La ¿Muerte del Chivo? es un coñazo que leí saltándome páginas enteras
en busca del final. No haré publicidad a más, que haberlos, haylos.
Dentro
de los positivos, hay muchos, la mayoría. Desde Robinsón Crusoe hasta El
Camino, de Miguel Delibes. Vivir para Contarla, de Gabriel García Márquez,
sería el mejor, sin duda.
Luego
he leído libros que me han ilusionado y al final defraudado. Hubo un falso
monje tibetano, T. Lobsang Rampa, del cual leí creo que casi todos sus libros.
Te mentían descaradamente, pero te dejabas engañar porque te interesaba vivir
la mentira. El que más me defraudó fue J.J. Benítez. Por casualidad cayó en mis
manos uno de los primeros libros de la saga, Caballo de Troya, cuyo nombre no
recuerdo, en la cual unos americanos, como no, realizaban saltos al pasado
buscando a Jesús y el momento de su vida pública. En el tomo cuatro, el clímax
fue máximo. Parecía como que lo estabas viviendo, deseando que aquello que
leías, fuera cierto, real. Caminabas por la vieja Palestina acompañando a los
protagonistas, un mayor y su ayudante. Pero la ambición del escritor, la cagó
en el tomo cinco que no terminé de leer. Como antes decía, sabes que te están
mintiendo pero como la mentira es tan bella y deseas tanto que sea verdad, te
crees cuanto lees, te involucras hasta ser protagonista. El despertar, es amargo
y desilusionante y más en esta cuestión.
Desearía
con todas mis fuerzas estar equivocado, pero la libertad de elección, me dice
que aquello fue una bonita historia —la de Cristo— fruto de una mente
calenturienta, sin fundamento científico alguno. Podemos creer o no lo que
nuestra conciencia nos dicte pero la realidad no tiene más que un camino. Nos
haremos millones de preguntas, todas sin respuesta. Pero creer que un hombre, que realmente existió, es hijo
de otro Ser superior que vino aquí ¿a qué?, es de todo punto inasumible para
mí. Por una razón muy sencilla: si el hombre había cometido algún pecado, el
culpable y responsable fue el fabricante, que dada la inmensidad del Universo,
de existir Éste, con toda seguridad no tenía ni tiene idea de la existencia del
ser humano. De hecho los científicos están demostrando que la raza humana
actual, ha surgido a través de diversas mutaciones y a lo largo de miles de
años; todo ello sin perjuicio de que el Creador fuera un chimpancé o similar.
Por aquello de la imagen.
En
todo caso, es tal el poder de ese Ente o Entes superiores, de existir, que lo
más probable es que el Universo surgiera de alguna cagada de laboratorio. La
evolución del planeta y la inconsciencia de la raza humana, la hará desaparecer
salvo que exista un milagro. Y estos, no existen.
Y
una reflexión: el hombre no inventa nada que no esté ahí, solo descubre
acontecimientos y hechos que buscaban un “explorador”. Si el hombre no se
aniquila a sí mismo, llegará a ser casi inmortal. Y digo casi porque cuando ya
se harten de siempre lo mismo, decidan quitarse de en medio. Pero eso ya lo
sabemos hacer ahora.
2 comentarios:
No puedo hacer comentario a esta entrada, porque sería demasiado extenso y no llegaríamos a ninguna conclusión.
Con algunas cosas estoy de acuerdo, con otras no. Yo sí que parto de la hipótesis (no es que crea) de que en este mundo todo esta en evolución, incluidos nosotros y hasta donde yo sé, que tampoco es gran cosa, tanto la tierra, como el hombre son como el "culo" del Universo (perdón por la expresión) Se dice que hay 49 niveles y de ellos nosotros ocupamos los tres últimos. 49 (físico denso)48 (materia emocional y algo del 47 (materia mental). Sobre esto hay mucho escrito, aquí solo he hecho un esbozo tal vez no muy claro.
Un abrazote.
La libertad de expresión, dentro de un orden, es lo único que tenemos o nos queda. Y este rincón es libre. La triste realidad es que todo, todo y todo, ha sido y es, desde la Biblia hasta lo que en este momento escribo, fruto de mentes calenturientas que creyeron que habían sido elegidas para iluminar o deslumbrar al mundo obviando que NUNCA, ha regresado nadie para confirmar o desmentir unos hechos pero que muy interesados sobre la existencia del Más Allá.
Hace tiempo que escribí que el hombre, algunos hombres, hicieron a Dios a su imagen, interesada, y semejanza. No al revés.
Gracias por tu visita y comentario.
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