Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 13 de agosto de 2025

CUANDO UN BOSQUE SE QUEMA...

...algo suyo se quema, señor conde. La Tragedia del Fuego: Una Crítica a la Incompetencia y Negligencia de nuestros líderes. (míos, no)

En un país donde el fuego ha devorado bosques, hogares y esperanzas, es inevitable preguntarse: ¿qué están haciendo nuestros políticos? La reciente oleada de incendios forestales no solo ha dejado al descubierto el devastador impacto ambiental, sino que también ha revelado la alarmante incompetencia y negligencia de aquellos que tienen la responsabilidad de proteger a la ciudadanía. Y los muertos.

Cada verano, los pronósticos son claros: altas temperaturas y sequías extremas. Sin embargo, en lugar de implementar medidas preventivas efectivas, los líderes prefieren quedarse en sus cómodos despachos, debatiendo y dándose palmaditas en la espalda por las políticas ineficaces que nunca llegan a ejecutar. Mientras tanto, los cuerpos de bomberos, las comunidades locales y los voluntarios luchan con valentía contra las llamas, enfrentándose a una crisis que podría haberse mitigado con una planificación adecuada y una asignación apropiada de recursos.

La negligencia comienza con la falta de inversión en infraestructura adecuada. Nuestros bosques, que deberían ser un santuario de biodiversidad, han sido dejados a su suerte, como si la naturaleza no fuera un patrimonio que debemos cuidar. Las herramientas y equipos necesarios para combatir los incendios son insuficientes, y los equipos de emergencia son relegados a un segundo plano, mientras los políticos se enfocan en aspectos más “rentables” de su agenda. ¿Qué importa un bosque cuando hay elecciones que ganar?

La ineptitud a nivel autonómico se manifiesta claramente en la gestión de recursos y la respuesta ante emergencias. En lugar de establecer protocolos claros y efectivamente comunicados, lo que vemos es un caos absoluto. La falta de coordinación entre distintos organismos provoca demoras fatales, donde cada minuto cuenta. Las promesas de apoyo y solidaridad se desvanecen tan rápido como el humo que deja tras de sí un incendio.

Y, por si fuera poco, la desinformación se convierte en otro enemigo más. Los políticos, en lugar de asumir sus responsabilidades, tienden a culpar a elementos naturales o a la inacción de los ciudadanos. Esta táctica de desviar la atención de su propia incapacidad es insultante. La sociedad no puede seguir pagando el precio de la negligencia política, donde son las poblaciones vulnerables las que sufren directamente las consecuencias. Y mueren.

La situación es crítica y, a pesar de todo, parece que la lección no ha sido aprendida. Ante cada tragedia, la respuesta es la misma: discursos vacíos y promesas incumplidas. Y tú, más. La realidad es que la incompetencia y la negligencia de nuestros líderes son un fuego incontrolable que amenaza no solo nuestros bosques, sino también nuestro futuro.

Es imperativo que tomemos conciencia de la importancia de exigir rendición de cuentas. Los ciudadanos debemos tener un papel activo en cuestionar y demandar cambios reales, porque dejar el futuro en manos de aquellos que han demostrado ser incapaces de sostenerlo es una irresponsabilidad que no podemos permitirnos. El tiempo de las palabras se ha acabado; es hora de actuar y prender la llama del cambio verdadero.

 

Prevención 

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