Sr.Director,
Ante
la villanía cometida hoy por el tribunal supremo condenando al Fiscal
General del Estado, la indignación que me embarga hace que muchas ideas
malsanas invadan mi mente.
Esto
es un golpe de estado en toda la regla maquinado desde hace mucho
tiempo. Ante el, me surgen dos respuestas, ideas o conclusiones al
margen de la justicia ejemplar que emplearía para premiar a esos
delincuentes con toga y puñetas.
La
primera es la cobardía de quienes propalaron y divulgaron la noticia,
pues por sí mismos, deberían haber impedido el golpe de estado y que el
fiscal general fuese juzgado. Para mí, son tan cómplices e
irresponsables como los del supremo y hasta puede lo hicieran con esa
intención.
La
segunda es, que los periodistas han dejado de ser fiables, de tener
credibilidad. No pueden ni deben, amparándose en el secreto profesional,
permitir que un inocente sea condenado, máxime cuando de lo que se ha
tratado es de dar un golpe de estado para derrocar al gobierno
legítimamente constituido.
En
cuanto a esos gargantas profundas anteriormente mencionados, quienes
reciben de ellos cualquier filtración deberían advertirles que, si de lo
que se trata es de encubrir un delito, no desean recibir sus confesiones y
que si lo hacen y ponen en peligro no ya la libertad individual sino de
la sociedad en su conjunto, revelarán el nombre de la fuente. Quizá no
habría tantas filtraciones si la deontología, de la que tanto presumen
los periodistas, les obligara a no ser la vía para propagar y propalar
todo tipo de secretos de estado. Y muchas mentiras. Ya sabemos que hay
medios repugnantes, los cuales, JAMÁS HOLLARÁN MI PANTALLA, que son así y
se dedican a eso auspiciados por el dinero de los contribuyentes. Pero
esos, no son periodistas, son carroñeros, gente sin moral ni principios.
Por
último, no deja de tener su burla que precisamente hoy, el delincuente
que dio pie a todo este montaje, siga libre, no haya sido juzgado, no
haya pagado su delito ni el dinero y se haya comprado el ático donde convive con la
hija de puta que preside la comunidad de Madrid. Con dos cojones.
He
sido socio durante mucho tiempo de su periódico. Dejé de serlo harto de
ver a todas horas a la hija de fruta madrileña en la portada. Con este
golpe, creo que he perdido todo interés, incluso por los "periódicos
independientes".
Atentamente,
Enviado a elDiario.es y El País. También a La Vanguardia.

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