Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

MUNDO AMARGO. Lit.

Raimundo Amargo, según el razonamiento comúnmente extendido, estaba en las antípodas de su pollino Canelo: “ningún burro tropieza dos veces en la misma piedra”. Si el pollino hubiera tenido capacidad de reírse, se hubiera descojonado de él un día sí y otro también. (Aunque pese a sus pocas luces, Raimundo había tenido la sospecha de que en alguna ocasión, cuando elevando la cabeza y enseñando los dientes Canelo rebuznaba, más parecía que de él se cachondeaba). Siempre con humor algún vecino planteaba que, con el rebuzno, el pollino la hora pregonaba. «Las once», advertía burlón.
Mundin para los amigos, invertía su tiempo y dinero en vender cosas por los pueblos, algo así como un buhonero ambulante. Compraba a un alfarero el producto de su trabajo y trapicheaba por las aldeas del entorno hasta conseguir agotar la carga que Canelo soportaba sobre su espalda. Como al menos en el camino de ida le tocaba ir en el tren de san Fernando, un ratico a pie y otro andando, alguna vez solía tropezar y para más inri en el mismo lugar. (Quizá no fuera la misma piedra, pero lo parecía). En tanto que Canelo, más avispado, lograba evitar esos traspiés, lo cual podía haber resultado catastrófico para el género que portaba.

Solo en una ocasión, de vuelta a casa sin género y con Raimundo de paquete, Canelo tropezó con algo que anteriormente no estaba allí: el jinete salió despedido por las orejas dándose una tremenda costalada sin consecuencias, excepto el susto por la caída.
 
Todo tuvo su explicación: para adelantar en el camino, atravesaban* una finca particular y el propietario estaba empeñado en que no fuera así. Esperó el paso de los transgresores y poniendo una trampa hizo tropezar al burro; pero no se conformó con eso. Armado de una estaca más que alarmante, se precipitó sobre montura y jinete repartiendo mandobles a diestro y siniestro. Ambos salieron despavoridos en busca del camino, perseguidos por los gritos e insultos de aquel individuo tan colérico e irascible. Menos mal que no llevaban pucheros, sino, no queda uno sano.
 
Pasado el soponcio de aquel incidente, maquinaba Raimundo como vengar aquella afrenta y pensó que todavía tenía quince días para hallar un método que fuera efectivo y sin riesgo.
 

Ya preparado y cargado Canelo para una nueva expedición, se escuchó un tremendo ruido de peroles rotos y rebuznos incontrolados. ¡¡Otra vez no!!
 
Raudo acudió Raimundo a ver cuál era la causa del escándalo y todavía tuvo tiempo de ver a Canelo dando saltos y coces; la carga volando por los aires y el gato agarrado a sus ancas con las uñas clavadas para evitar salir, a su vez, despedido. Aquello acabó con la paciencia de Raimundo, agarró una tranca que encontró a mano y se fue hacia la trasera del burro; el gato cuando lo vio, de un salto abandonó la grupa de Canelo para evitar que el trancazo le diera de lleno y aunque Mundin percibió la jugada, no pudo evitar que la estaca cayera con fuerza sobre las nalgas del pobre burro. Lo que le faltaba al animal, si algún puchero quedaba sano, fue su fin. Del susto, volaron por los aires el serón y la albarda, éste salió pitando dando brincos y coces y todavía no ha parado de correr.
 
Transcurrido ese tiempo, mediado el mes, y no hallando táctica que diera satisfacción a su resarcimiento, halló consuelo en esta chanza:
 
“Por necio e impertinente en ti su venganza funda el que te ha dado esta tunda; por eso, si sales fuera, escarmienta en la primera y no aguardes la segunda”.
                                                                                                             Tirso de Molina

*Para lectores que le buscan tres pies al gato: sin permiso, utilizaban/atravesaban esa finca para ganar tiempo. Al dueño le llevaban los demonios que lo hicieran, de ahí la trampa y la estaca. O sea, el camino no pasaba por la finca. Cualquiera en esa tesitura, adivinaría que el dueño no te invitaba a atravesarla, sino a que la abandonaras so pena de recibir los estacazos. En fin, como decía la abuela de Triana Pura "¿Y ahora qué hago?"

 

 

6 comentarios:

ana palacios dijo...

Hola, Amilcar. Por cierto, ¿sería mucho pedir conocer tu nombre de pila?
Hoy me has hecho reír dos veces, una con el comentario que has dejado en mi blog y otra con el relato del tuyo que acabo de leer. Una estampa muy conocida, Jeje
Creo que me voy a retirar de los retos literarios. No encuentro tiempo y además me gustan las reflexiones más que los relatos. No llegaré a ser escritora, así que...
Te visitaré de vez en cuando.
¿Cómo vas con el herpes? deseo que ya casi lo hayas olvidado.
Gracias por tu generosidad.
Recibe un fuerte abrazo.

Amilcar Barça dijo...

Ana, echa un vistazo a la derecha, donde la portada de Camino de hierro ¿Qué lees?

ana palacios dijo...

Jajaja. Te cuento, no sé por qué pensaba que te llamabas Javier y algo, es decir un nombre compuesto, pero como siempre te camuflas, pues yo lo respetaba.
Ayer vi los libros ¡sí señor! y me encontré con Delfín. Mi sorpresa fue mayúscula, así que te lo pregunté.
Soy despistada y no los vi antes, pido disculpas.
También he visto que tienes "plagiadores", no hay como ser importante.
Acabo de ver "Can Cortés", no sé a qué corresponde, pero aquí en tierras catalanas hay un restaurante al que íbamos cuando estaba casada. Desde entonces ha llovido mucho.
Muy completico lo tienes.
Un abrazo, Delfín y gracias por la aclaración.
¿Estás en Facebook? soy poco de redes sociales, pero si estás me buscas,tú tienes tantos nombres...
Hasta otra, mañico

Amilcar Barça dijo...

Celebro que al fin te dieras por enterada de mi nombre ¡con la de tiempo que llevan los libros ahí! Los plagiadores, no lo son porque uno sea importante, que no, sino porque hay mucho sinvergüenza.

Can Cortés, es un restaurante masía que hay al otro lado del Tibidabo, en la carretera de la Rabassada. Lo inauguré yo en mi juventud, cuando todavía se podía pasear por las Ramblas a las dos de la mañana sin sobresaltos.


No, no estoy en Facebook, no me gusta desnudarme salvo cuando es necesario. Jajajajaja


Salu2

ana palacios dijo...

Bona nit, Delfin.
He visto que estás en G+ y que publicaste Somos de Labordeta. Curiosamente hará cosa de un mes la publiqué yo en Facebook.
También es casualidad que inaguraras tú ese restaurante.¿Qué bien se comía! Hace tropecientos años que no voy.
Creo que tengo suerte, no suelo toparme con sinvergüenzas.
Yo no quería abrir el blog porque me daba la impresión de que estaba enseñando el culo (tal cual) por una ventana. Luego pensé que nadie vería más de lo que yo enseñara. Publico las entradas del blog y alguna cosilla más, pero siempre uso, como poco, bañador. Jajaja
Buenas noches y buen descanso.

Amilcar Barça dijo...

Hola Ana.
Esto del G+ me supera. Antes tenía un botón -compartir- ha desaparecido y supongo será culpa mía. SOMOS, lo incluí cuando tú lo mencionaste.
Qué tiempos los de Can Cortés. No hace mucho contacté con el actual gestor, hijo del dueño de entonces, y muy amable me contestó. Una sorpresa que me llevé cuando leí Los Cipreses Creen en Dios, de JM. Gironella fue que mencionaba que al hereu de Can Cortés se lo habían llevado detenido.
A Cataluña la han maleficiado las derechas de Pujol y cia. además de desmantelarla y robar a mansalva. Yo amo a aquella Cataluña, a esta la compadezco.
Yo escribo de todo lo que se me ocurre, ya sin tapujos. Es el único "placer" del que puedo disfrutar. Aunque siempre me reservo algo para el viaje.
Un moset