Cuando yo era colegial en la noche de los tiempos, había un libro en la escuela que en uno de los capítulos trataba sobre los pingüinos a los que llamaba "Pájaros bobos". No recuerdo más, sin duda daría las explicaciones pertinentes pues, a nosotros los colegiales, tal aseveración nos traería al pairo. El Polo Sur, nos quedaba demasiado lejos y nosotros, con los gurriatos ya teníamos bastante entretenimiento.
Paseando a miss Laika me siento en un banco y observo el trajín que se lleva un pájaro, paloma que llamo torcaz o turcazo, subiendo y bajando del árbol al suelo y viceversa. Y me llama la atención lo endeble que debe resultar el nido que pretende construir. Colocando unos tallos secos de árbol sin ton ni son, sin soporte ni agarre con las ramas.
No me extraña que el suelo esté lleno de palitroques que el animal se esfuerza con volver a colocar; con el cierzo que sopla por estos lares, es imposible que el barderizo pueda dar estabilidad a un huevo. Había visto cáscaras de huevo por el suelo y me extrañaba sobremanera pues nunca pensé que en aquellos árboles y sin consistencia, pudieran construir cualquier nido. En todo caso, si el cierzo no acaba con él, las picarazas darán buena cuenta del huevo y si llega el caso, del pichón correspondiente. Hay varias pululando por el estanque, la colonia de gatos y el pinar del parque próximo. Por cierto que el otro día estaban enzarzadas en una pelea a "muerte" pues una tenía atrapada entre sus patas a otra y no la soltaba ante los embates, débiles, que otra le pretendía enviar. Y ese acoso, tampoco me gusta. El débil siempre pierde.
Sin duda el autor al comienzo aludido, no conocía a estas aves. Más tontas y volarían al revés.
No hay comentarios:
Publicar un comentario