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jueves, 22 de mayo de 2025

LA AGENCIA TRIBUTARIA

 Crítica a los Impuestos y la Agencia Tributaria

La discusión sobre los impuestos y la gestión de la agencia tributaria ha sido un tema recurrente en el debate público. A medida que las economías mundiales enfrentan nuevas crisis, es fundamental examinar cómo se estructura el sistema tributario y cuál es el papel que juega la agencia encargada de administrarlo.

En primer lugar, los impuestos son una herramienta esencial para el funcionamiento del Estado. Sin embargo, el sistema fiscal muchas veces se percibe como confuso, injusto y, en ocasiones, desproporcionado. La carga impositiva no recae equitativamente entre los ciudadanos; mientras que los trabajadores de clases medias y bajas ven cómo sus ingresos son mermados por elevadas tasas impositivas, las grandes corporaciones y los individuos con altos patrimonios suelen encontrar refugio en lagunas legales que les permiten eludir su responsabilidad tributaria. Esta disparidad genera un sentimiento de injusticia y descontento social que deslegitima la función del sistema tributario.

La agencia tributaria, como intermediario entre el Estado y los contribuyentes, tiene la responsabilidad de garantizar que todos los ciudadanos cumplan con sus obligaciones fiscales. Sin embargo, en muchos casos, sus métodos de fiscalización se perciben como agresivos y desproporcionados. Los procedimientos de auditoría pueden resultar intimidantes y poco transparentes, lo que lleva a un clima de miedo y desconfianza. La falta de comunicación clara sobre las normativas fiscales, sumado a un proceso burocrático engorroso, hace que muchos contribuyentes se sientan perdidos y frustrados.

Además, las campañas de concienciación y educación sobre la importancia de contribuir al bien común son prácticamente inexistentes. La ausencia de un enfoque proactivo por parte de la agencia tributaria para educar a los ciudadanos sobre sus derechos y deberes puede llevar al error y, posteriormente, a sanciones que podrían evitarse con una mejor orientación.

Por otro lado, es crucial mencionar la necesidad de una reforma fiscal profunda. Muchos sistemas impositivos están obsoletos y no responden a las realidades económicas actuales. Las reformas deberían centrarse en crear un sistema más justo, donde quienes tienen más recursos contribuyan de manera proporcional a su capacidad económica. Esto no solo aliviaría la tensión en sectores vulnerables, sino que también podría aumentar la recaudación y, por ende, mejorar los servicios públicos.

En conclusión, es hora de que tanto el sistema fiscal como la agencia tributaria se replanteen su función en la sociedad. Un enfoque más justo, transparente y educativo sería clave para recuperar la confianza de los ciudadanos y lograr un sistema impositivo eficiente que realmente sirva al interés general. La crítica constructiva debe ser el motor que impulse estos cambios necesarios para construir una sociedad más equitativa y responsable.

La Agencia Tributaria, como se ha demostrado en demasiadas ocasiones, es fuerte con el débil, al que exprime y sanciona, y cobarde con los poderosos que eluden, estafan y llevan sus dineros a paraísos fiscales, amnistiándolos  cuando repatrían sus capitales. Buen ejemplo: la amnistía de Montoro, un delincuente, y la fuga del emérito y la inhibición del supremo para juzgarlo por evasión fiscal.

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