REGULAR, GRACIAS A DIOS.

 Esta entrada no debería lucir ese titular o lo que sigue a continuación, no coincide con el enunciado. El titular evocaba a J. A. Labordeta, y por supuesto hubiera puesto su voz contra los asesinos genocidas sionistas. Que no hay que confundir con los israelíes. Los genocidas sionistas, tratan de confundirse con el pueblo israelí intentando confundirnos con ambos términos. Hay muchos miles de israelíes que no son sionistas y están en contra del genocidio, pero a estos, los tienen amordazados y amenazados.

Esto va del genocidio sionista en Palestina, tras el atentado en el que han muerto dos ciudadanos a la puerta de la embajada en USA.

Y ahora los cabrones de los sionistas se rasgarán las vestiduras. Quien siembra vientos, recoge tempestades. Su dios ya los castigó a lo largo de los siglos con la diáspora y el exterminio ¿Cómo pueden reclamar piedad si quien dicen que es su padre, los ha desheredado a lo largo de los siglos? Esto lo pagarán.

Y a vosotros ¿quién os incita a asesinar a miles de palestinos, hijo de puta -Netanyahu-  so cabrón? Si los chupasangre de la UE se sintieran tan conmocionados por el asesinato de los palestinos, como por los dos muertos en Washington los sionistas haría tiempo habrían cambiado de actitud. Hipócritas nazifascistas. 

El genocidio sionista en Gaza ha suscitado una profunda indignación global, evidenciando las atrocidades cometidas contra un pueblo que lleva años sufriendo las consecuencias de un conflicto interminable. Las operaciones militares israelíes, justificadas bajo la premisa de autodefensa, han resultado en la muerte de miles de civiles palestinos, incluidos niños y ancianos. La destrucción de infraestructura básica, hospitales y escuelas no solo perpetúa el sufrimiento humano, sino que también infringe flagrantemente el derecho internacional.

La comunidad internacional, a menudo silenciada o impotente, se enfrenta a un dilema moral al observar este ciclo de violencia. Las potencias occidentales, en su mayoría aliadas de Israel, parecen ignorar las realidades del sufrimiento palestino. Este contexto plantea la pregunta crítica: ¿hasta cuándo se tolerará la opresión sistemática y la violación de derechos humanos en Gaza? El clamor por justicia y equilibrio en el Medio Oriente se hace cada vez más urgente.