Se necesitan dos años para aprender a hablar y sesenta para callarse.

lunes, 22 de septiembre de 2025

TIEMPO PERDIDO

 

A la Presidenta del Congreso:

Señora Presidenta, dos cosas, entre otras, me mueven a escribir este correo. De antemano, sé bien que es cosa vana pues usted nunca lo leerá.
Primera, como ciudadano que paga sus impuestos, he de manifestarle mi más profundo rechazo al despilfarro que supone el gasto inherente a ese parlamento. Ya sé toda la retórica aplicable al caso: que si en él reside la voluntad popular, que es el sostén de la democracia, etc, etc. Pues yo le digo que ateniéndonos a lo que las imágenes de TV nos muestran, más que el templo de la democracia parlamentaria, es una casa de Monipodio o la cueva de Alí Babá.

Segunda, es intolerable que los diputados y senadores aparte del sueldazo que se atribuyen y que la mayoría no se ganan ni merecen, carguen a nuestra cuenta todos los gastos de viajes y chanchullos que llevan a cabo. El otro día leí que eran más de ocho millones y pico de euros solo en el senado ¿No les da vergüenza? Es indudable que no. Los políticos, TODOS, son la ruina de la nación.

Tercera, se está produciendo un ataque indisimulado y rastrero contra los pensionistas desde frentes diferentes. Desde el anarcocapitalismo, que quiere las pensiones para especular con el dinero, aunque nosotros nos muramos de hambre. Una derecha y más allá, y no solo pues el que calla otorga, con la salvedad de quien critica no ha dado un palo al agua en su vida y siempre ha vivido a costa del contribuyente. 

Cuarta, y la prensa "demócrata" que desde distintos medios este fin de semana se ha dedicado a vilipendiar a los pensionistas argumentando que somos nosotros, los que a base de trabajo y sacrificios hemos sacado adelante la nación, que conseguimos tener una vivienda a base de letras y muchas horas de trabajo, que hoy tenemos una pensión digna, o no, pero eso sí, ganada a pulso, repito, somos nosotros los culpables de que los NINIS, y otros parias, no sean millonarios de la noche a la mañana o incluso no encuentren un trabajo que sin trabajar, les permita dedicarse a mirar al tendido y contemplarse el ombligo. No se dan cuenta o nadie les cuenta, que los puestos políticos ya están todos ocupados y deben buscar de otro modo el sustento, más allá de explotar la pensión del abuelo.

Sin acritú, señora
 
Ya me han contestado que naranjas de la china na. 


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